viernes, 30 de enero de 2015

ODIO LLEGAR TARDE


Por aquellos días, estaba a cargo del almacén de una conocida cadena de pollerías y siempre he pensado que la mejor manera de predicar es con el ejemplo.

Aquel día como todos los días, me levanté (gracias a DIOS) para ir a trabajar; con la firme intención (como todos los días) de hacer las cosas bien y llevar el día tranquilo y en paz, salí de casa solamente acompañado de la dulce sensación del beso en la frente de mi hija (aún dormida), el cual va acompañado de un tácito deseo de que todo salga bien y nos podamos ver más tarde sin novedad; lastimosamente por esas cosas que suelen ser "tan raras" en Lima, ni bien puse el pie en la calle, todas aquellas lindas sensaciones se fueron transformando en primero desconcierto, luego resignación, hasta llegar a la cólera.
Al asomarme a la puerta para emprender mi largo camino al trabajo (de Breña a Villa El Salvador), me di con la novedad: había un atoro vehicular que rayaba ya en lo espeluznante, todos lo carros tocando la bocina (a pesar que eso no acelera el paso de los otros vehículos, ni mucho menos resuelve el atoro), choferes gritando e insultando, se escuchaba a lo lejos el pito de un policía de tránsito, etc; el motivo: estaban arreglando la pista, misma que seguramente habían roto durante la noche; a veces me pregunto existe algún tipo de criterio para romper una pista o vereda, responde a algún tipo de planificación; o es que, simplemente la noche anterior se le ocurrió a algún "guey" romperla?; bueno, logré abordar el carro que me llevaría a mi centro de labores (vale mencionar que con mucha suerte, habilidad y agilidad, necesarias para poder parar y abordar un carro en esa situación, los vehiculos estan casi uno encima de otro); casi 30 minutos después de abordar el carro y avanzar poco menos de 2 cuadras, y cuando todo parecía indicar que empezaría ya el viaje sin mayor contratiempo (habría la posibilidad de mayores contratiempos?) nos topamos con otro tramo de pistas en mal estado, mismas que parecían rogar para que les digan cuando estarían reparadas; en vista y calculando el tiempo que me tomaría llegar al trabajo, decidí valientemente (muy valientemente por cierto) bajarme del carro y buscar otros medios para llegar temprano y no descuenten el día por tardanza, lo cual nunca me ha gustado.

                                                                              Finalmente logré encontrar un taxi que me llevaría a mi esperado destino..... TEMPRANO !!!!, palabras por aquí y por allá nos pusimos de acuerdo en la tarifa, conversación en el trayecto de varios temas, fútbol, política, economía, autos, en fin, bastante variada; de pronto y tan solo a unos 200 mts de mi centro de labores, que creen? TRAFICO, pensé un accidente quizá? (nada fuera de lo normal tampoco) no, NO, NO CREO, PERO SI¡¡¡¡ ERA OTRA PISTA ROTA, no me quedó mas que pagar la carrera y salir del taxi, HORA : 7:58 AM, tenía dos minutos o menos parar recorrer 200 mts, trabajaba como les mencione en Villa el Salvador, imaginan lo que es recorrer esa distancia en menos de dos minutos, y lo que es peor hacerlo entre toda la fila inmensa de vehículos y la tierra muerta por donde debería pasar caminando y rápido para llegar a tiempo (era una suerte de esas caminatas olímpicas pero sin conocimiento alguno); imagino algunos deben haber pasado por esa situación, apurarse para marcar antes de que el bendito marcador se pase de la hora de ingreso.
Al llegar a la puerta, pude ver en la luna de vigilancia mientras golpeaba la puerta para poder ingresar, mi cara con una suerte de ríos de barro (sudor+tierra), bastante agitado, parecía haber roto el récord mundial en 200 mts de caminata olímpica (existe prueba para esa distancia?), de pronto el vigilante me acerca mi tarjeta y me dice:
Sr. Durand, son las 8:02, pero le voy a poner 8 en punto el RELOJ MARCADOR ESTA SIN CINTA Y NO MARCA.
DE HABERLO SABIDO...
Saludos

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